Más de un millón de litros de agua en cisternas para los pueblos de Las Merindades este 2025
La Diputación de Burgos refuerza el abastecimiento ante la sequía y los problemas de potabilidad en la comarca

El agua vuelve a llegar en camiones a muchos pueblos de Las Merindades. En lo que va de 2025, la Diputación de Burgos ha tenido que distribuir 1,9 millones de litros para garantizar el consumo humano en 23 localidades. Más de la mitad de esa cantidad se ha destinado a esta comarca, donde la sequía y los problemas de potabilidad se han convertido en una preocupación recurrente.
Uno de los municipios más afectados es Garoña, en el Valle de Tobalina. Allí los vecinos no pueden beber del grifo desde hace años debido al exceso de nitratos en el agua. Solo en los primeros meses del año, los camiones han transportado más de 700.000 litros hasta el depósito municipal. El Ayuntamiento sigue buscando una solución definitiva, que podría pasar por una planta potabilizadora o un nuevo pozo de captación.
Pero el problema no se limita a la contaminación. En otros puntos de la comarca, la falta de lluvias ha secado manantiales y reducido el caudal de las fuentes. En localidades como La Revilla, Pajares o Parayuelo, la escasez veraniega obligó a depender temporalmente de los camiones cisterna. Aun así, el esfuerzo económico ha sido notable para los pequeños ayuntamientos, que asumen parte del coste del transporte.
El impacto de la falta de agua también ha alcanzado a municipios como Quintanalacuesta, en la Merindad de Cuesta Urria, o Quecedo, en Valdivielso, donde se han distribuido unos 16.000 litros en cada caso. En el Valle de Valdebezana, los pueblos de Munilla, Araduengo y la urbanización El Cerezo han recibido cerca de 45.000 litros en conjunto.
El servicio de reparto de agua en cisternas de la Diputación se mantiene activo todo el año, aunque se refuerza en los meses de verano, cuando el incremento de población y las altas temperaturas agravan los problemas de abastecimiento. Este 2025, la combinación de sequía, contaminación y envejecimiento de las redes ha vuelto a poner a prueba la resistencia de los pequeños municipios rurales, donde disponer de agua potable sigue siendo, en muchos casos, un reto diario.










