Exhumación de una nueva fosa de la Guerra Civil en Loma de Montija
El hallazgo, descubierto por un agricultor durante unos trabajos de drenaje, podría corresponder a combatientes republicanos caídos en 1936.

La festividad de Todos los Santos marcó el inicio de una nueva exhumación de la Guerra Civil en el norte de Burgos. Los trabajos se llevaron a cabo en una finca de la concentración parcelaria entre Loma de Montija y Villasante, donde un agricultor descubrió accidentalmente restos humanos el pasado 3 de septiembre mientras realizaba una zanja de drenaje. Tras comunicar el hallazgo a la Sociedad de Ciencias Aranzadi, se activó el protocolo de actuación y se confirmó que se trataba de una fosa vinculada al conflicto bélico.
Jesús Pablo Domínguez Varona, técnico y voluntario de Aranzadi, explicó que el primer reconocimiento permitió descartar que se tratara de una necrópolis antigua y apuntó hacia un origen militar: “Lo primero que vimos fueron cartuchos, botones de chaquetón, cremalleras y utensilios personales característicos de milicianos. Todo indicaba que eran combatientes republicanos”.
La exhumación ha revelado una estructura atípica: no se trata de una fosa de enterramiento original, sino de un pequeño osario, de apenas un metro de largo y medio metro de ancho, donde fueron agrupados cuidadosamente los restos. “Seguramente alguien los encontró hace muchos años y decidió trasladarlos a otro punto de la finca, quizá por miedo o por desconocimiento de cómo actuar”, detalló Domínguez.
El análisis visual preliminar indica que los restos podrían corresponder a cinco o seis personas, posiblemente jóvenes combatientes republicanos que murieron durante la batalla de Villasante, el 2 de diciembre de 1936, cuando varios batallones cántabros y un batallón vasco del Partido Comunista Karl Liebknecht combatieron contra las tropas sublevadas. En esta localidad de Loma de Montija ya se había documentado otra fosa en 2011 con 24 represaliados.
El voluntario destacó también el comportamiento ejemplar del agricultor que notificó el hallazgo, “haciendo lo que se debe hacer”, y recordó que “ya no hay ningún problema en avisar a quienes entienden de estos temas; todo se hace con legalidad y respeto”.
Tras la recuperación de los restos, el equipo de Aranzadi procederá al análisis forense y antropológico en el laboratorio para intentar determinar causas de la muerte y posibles identificaciones. No obstante, Domínguez subraya las dificultades actuales: “No existe un banco de ADN en Castilla y León ni en Cantabria, lo que complica las comparativas. Por eso hacemos un llamamiento a familias de desaparecidos de la zona para que contacten con Aranzadi”.
La exhumación, financiada por la Secretaría de Estado de Memoria Democrática y autorizada por la Junta de Castilla y León, fue dirigida por Lourdes Herrasti y contó con la participación de voluntarios de Euskal Prospekzio Taldea y del proyecto Crónicas a Pie de Fosa.
“Han pasado 89 años, pero todavía hay personas enterradas en fosas comunes en nuestros campos y montes”, recordó Domínguez. “Nuestro deber es darles el respeto y la dignidad que merecen, sean del bando que sean”.










